Es común pensar que la madera maciza es la mejor solución desde todos los puntos de vista en el contexto mobiliario y, en general, en el de la construcción.
La madera tiene cualidades incuestionables, pero en algunos contextos se tendría que considerar el uso de materiales alternativos que, al ser derivados de la madera, conservan totalmente sus mejores características y en el mismo tiempo eliminan las criticidades de la madera maciza.
Al comprar cualquier producto de madera maciza se debe tener en cuenta que se trata de un material vivo y, precisamente por ello, nunca parará de cambiar su aspecto o conformación en función de los elementos ambientales con los que entre en contacto.
Siendo la madera maciza "viva", los muebles de este material pueden presentar naturalmente pequeñas grietas, curvas, huecos, cambios de color, dilataciones o contracciones...
En resumen, disfrutar de la belleza de la madera auténtica tiene otra cara de la moneda.
Las alternativas que, en comparación con la madera maciza, plantean menos problemas son los derivados que suelen fabricarse en forma de paneles o ensamblados. Existen varios tipos de paneles. Desde el aglomerado más común recubierto con una fina hoja de madera auténtica, hasta el MDF más compacto y por tanto trabajable con pantógrafo, o el contrachapado que conserva todo el valor de la madera maciza optimizando la trabajabilidad para las piezas que no son aptas para ser trabajadas con pantógrafo.
Las características físicas de la madera también hacen imposible cualquier otra comparación. No se puede esperar que la madera real tenga las características del plástico o del acero. Lo mismo ocurre con los acabados. Con la madera, sobre todo si se trabaja a mano, no se pueden conseguir los efectos que sí se pueden con otros materiales mediante procesos no aplicables a la madera (fundición, fusión, soldadura...).
Por estos motivos, recomendamos siempre evaluar cuidadosamente el tipo de producto que se desea comprar, con todos los pros y contras del caso.