Para ti que eres un hombrecito.
Para ti que eres un hombrecito que busca la redención y la admiración de manera injusta.
Eres un hombre pequeño, pues estoy seguro de que nunca has tenido un niño en brazos, escuchando con miedo los bombardeos que se acercan cada vez más. Su corazoncito latía desbocado de miedo. Hombrecito: nunca lo has sentido y ni siquiera puedes imaginarlo, hombrecito.
Eres un hombrecito porque no estás obligado a salir de casa y tomar sólo lo que no estorba, dejando todo lo demás para siempre. Tú no, hombrecito.
Eres un hombrecito porque no te imaginas a un padre abrazando a su hijo antes de ir a la guerra. No te lo puedes imaginar. Tú no, hombrecito.
Eres un hombrecito porque crees que puedes quitarle el futuro a millones de personas. Pequeño, pequeño hombre.
Tu objetivo se ha cumplido.
Te has convertido en un hombre grande. El más grande.
El hombrecito más grande.
Grandes mujeres con gran fuerza.
¡Cuánta fuerza! Cuánta fuerza hace falta para meter tu vida en una maleta.
Cuánta fuerza hay en estas mujeres que han perdido a sus maridos para luchar en una guerra desigual.
Cuánta fuerza se necesita para seguir siendo madre sin nada que mostrar.
Cuánta fuerza hace falta para no mostrar el dolor de un corazón roto, para dar ejemplo de valentía a sus propios hijos.
Esta es la fuerza de las grandes mujeres que se ven obligadas a soportar la estupidez de los hombres pequeños y megalómanos.